Este edificio conocido como el Instituto Antivenéreo o Dispensario, era el lugar donde se registraban en una libreta de salud las revisiones médicas de las mujeres que trabajaban en los burdeles.
La construcción aún se conserva intacta y se puede observar su fachada de italianizante, característico por sus detalles clásicos y elegantes, que posee una perfecta combinación de proporción meticulosa y detalles ornamentales, que evocan la arquitectura italiana, adaptada a las necesidades y gustos del momento.
En la medianera norte de este inmueble funcionaba un Café Cantante, cuya fachada de estilo art deco también se conserva intacto, evocando el esplendor de la época.
Frente a estas edificaciones, en Suipacha 150, se encuentra lo que fue el Hotel Royal, que hoy posee una fachada transformada casi completamente. Sin embargo, su ingreso original se conserva, con el decorado con mayólicas y detalles naturalistas, como garzas y flores, elementos muy característicos de la estética prostibularia de principios del siglo XX.
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